Estrenamos temporada en Barcelona de la mejor forma que se nos ocurre: comiendo y bebiendo. Pasamos revista a las aperturas más interesantes del verano y a algunos recientísimos aterrizados. Apunten y prepárense, porque esto no ha hecho más que empezar. Traveler.es
(Diagonal 353)
Entrar aquí es recibir una inyección del espíritu centroeuropeo o neoyorkino del que no desmerecerían Stefan Zweig o Dorothy Parker. Esta coctelería tiene la loable misión de dar de cenar y beber a noctámbulos a horas semi-intempestivas, de ocho de la tarde a tres menos cuarto de la madrugada. Además de esa premisa de aplauso, tienen una larga lista de cosas que nos vuelven locos: la tipografía, los toldos, las mesas de mármol, mucho amor por los encurtidos, mejillones al curry verde, costillas a la cantonesa, cócteles clásicos y, en general, una atmósfera de lugar atemporal y eterno en el que dan ganas de quedarse a vivir.
BELLAVISTA DEL JARDÍN DEL NORTE
(Enric Granados 86-88)
El concepto “restaurante de Messi” garantiza varias cosas: las más notables, una gran atención mediática incluso aunque no se la busque y los prejuicios de parte de la posible clientela que pensará, lisa y llanamente, que restaurante de futbolista es sinónimo de sitio con mucho diseño pero comida mala y cara. No obstante, no hay que dejarse llevar por los prejuicios; ahí tenemos casos como el estupendo brasileño Fogo de João Alcántara auspiciado por Dani Alves o este mismo Bellavista para acabar con ideas preconcebidas (además de que ni siquiera es de Messi sino de su hermano).
Plaza del pueblo de Bellavista
Explicar todo lo que pasa aquí llevaría horas: es un espacio amplio y muy luminosobasado en la idea de un pueblo clásico –la iglesia es la barra de bebidas, el kiosko conprensa gratuita para clientes está en la entrada, hay un colmado, una barbería, una fuente de agua donde se pueden rellenar las botellas…- en el que se puede desayunar, tomar el aperitivo, comer, cenar y acabar tomando una copa. Hay zona de juegos de mesa, una gramola con discos, recreativas vintage, zona de reservados y un salón para eventos disponible.
Barbería de Bellavista
Pero lo importante, detrás de su profusa decoración o sus espacios de cuento que lo convertirán en un favorito de niños e instagramers, ¿qué tal se come? Detrás están los hermanos Iglesias, responsables de éxitos como el Espai Kru, el Cañota o el reciente Bobo Pulpín, y su carta contiene éxitos de probada solvencia de estos restaurantes. Aparte de algún guiño argentino en forma de milanesas, la oferta es megavariada –sopas, carnes, pescados, arroces, mariscos, tapas-, siempre basada en un producto de calidad capaz de satisfacer todo tipo de gustos. Y por si fuera poco, tienen una barra de repostería que da gusto verla. Futuro clásico.
(Doctor Dou 19)
En la calle contigua al Dos palillos encontramos lo que podría ser un restaurante con vocación de historiador y de antropólogo. Albert Raurich rescata recetas tradicionales olvidadas – de la antigua Roma –¡garum! o medievales- y, sobre todo, formas de cocción y elaboración en desuso con una vocación casi didáctica (la carta merece un par de lecturas atentas).
¿En qué tipo de platos se verbaliza esto? Las opciones van desde la sencillez de unas verduras a la brasa a los insólitos pezones de cerda confitados o al flan de pimienta rosa “a lo romano”. Mucha salazón, encurtido y fermento en un local que mantiene su fachada de bar clásico de barrio –el Bar Raval- pero esconde un taller de experimentación que consigue ser, a base de mirar al pasado, pura vanguardia.
Dos Pebrots
(Cometa 5)
El Pla y el bar del Pla son de esas recomendaciones que nunca fallan a la hora de hablar de restaurantes y tapeo de calidad en el corazón del gótico. El tercer hermano es un local sencillo y muy agradable con una filosofía de aplaudir: bar de vinos ecológicos, naturales y biodinámicos al que acudir a dejarse aconsejar y hacer grandes descubrimientos acompañado de una oferta culinaria a la altura. Verduras ecológicas y de cercanía como protagonistas de una carta en la que los vegetarianos, sin estar en un vegetariano estricto, no sentirán que están tomando una versión de segunda del menú. El tatín de cebolla sobre espuma de burrata es ya uno de nuestros platos favoritos del año y el ceviche vegano una sorpresa agradabilísima para el que crea que tiene el paladar saturado de esta elaboración. Ya cuenta con un nutrido grupo de enamorados.
Cometa Pla
(Mata 16)
Los fans del bocadillismo bien entendido tienen un nuevo favorito al que acudir en Poble Sec: la porca rinde tributo al cerdo desde su propio nombre, en forma de una reducida pero efectiva carta donde reinan el bocadillo “la porca” – de cerdo- , el de albóndigas de pollo, el tartar de fuet y las croquetas de carrilleras. Sugerencias del día y buenos postres, todo a un precio más que razonable en un local pequeño y bien apañado. A veces, la fórmula del éxito resulta muy sencilla.
El aperitivo y el vermut, desde ahora, siempre en La Porca
(Manso 54)
Teletransportación a un patio cordobés es lo que ofrece esta propuesta de comida andaluza en Sant Antoni. Vinos de jerez y platos tradicionales del sur en formato tapa –mollete de pringá, pescadito frito, chicharrones, tortilla de camarones…- rodeados de azulejos y geranios capaces de convencer al nostálgico, durante unos segundos, de que está de picoteo por Cádiz.
Teletranspórtate a un patio cordobés
(La Rambla 51)
El Espai Liceu certifica que lo que ya sabíamos, que gastronomía es un pivote cultural en torno al que articular discursos complejos y que se puede poner al mismo nivel de tótems clásicos como la ópera. Precisamente Òpera Samfaina es el ejemplo más claro de esto, con su concepto de experiencia gastro-sensorial-solidaria a través de la historia de Catalunya, pero más allá de las proyecciones y las películas en tres dimensiones de los menús degustación, el multiespacio tiene de momento una estrella clara por aclamación popular: el Rocambolesc.
La llegada de la heladería de los hermanos Roca a Barcelona ha sido recibida como el segundo advenimiento, y no es de extrañar. Helados y sorbetes de sabores clásicos –a tomar en un bollo caliente- o creativos –manzana asada, mango con lavanda…- y varios toppings a elegir o polos que rinden tributo a distintas ciudades –a Madrid el oso de madroño, a Barcelona el dedo de Colón de chocolate y sal…- o a iconos pop como Jaime Lannister y Darth Vader. Qué afortunados somos por no vivir en aquella época en la que sólo se tomaba helado en verano.
EmoticonEmoticon