El mal tiempo afectó el miércoles a las tareas por recuperar a las víctimas del Vuelo 8501 de AirAsia, y alejó los restos del fuselaje del lugar del accidente, mientras las familias de las víctimas rezaban para pedir fuerzas y seguir adelante.
“Ayúdanos, Señor, a seguir hacia delante aunque estemos rodeados de oscuridad”, dijo el pastor Philip Mantofa, cuya iglesia perdió unos 40 feligreses en el desastre, a las familias reunidas en una sala de espera del aeropuerto de Surabaya.
La búsqueda masiva de las 162 personas que desaparecieron el domingo a bordo del Airbus A320 se vio muy afectada por las intensas lluvias, vientos y densos nubarrones. Se han recuperado siete cuerpos, incluyendo el de una asistente de vuelo que aún vestía su uniforme rojo de RedAsia, indicó el jefe de la Agencia de Búsqueda y Rescate indonesia, Henry Bambang Soelistyo.
Las imágenes de sónar identificaron lo que parecían ser grandes fragmentos del avión, pero las fuertes corrientes estaban moviendo los restos.
El clima impidió el miércoles que los buzos se sumergieran el miércoles en el agitado mar de Java y los helicópteros apenas volaron, pero 18 barcos seguían recorriendo la zona, y cuatro de los siete cuerpos se recuperaron el miércoles. El servicio meteorológico indonesio advirtió de que las condiciones irían a peor, con lluvias más intensas, hasta el viernes.
“Parece que todo el fuselaje encontrado se ha movido más de 50 kilómetros desde su ubicación de ayer”, señaló el oficial del ejército del aire Sunarbowo Sandi, coordinador de las búsquedas en Pangkalan Bun, en la isla de Borneo, la más cercana al lugar. “Esperamos que esos cuerpos lleguen a las playas”.
La desaparición de la aeronave a la mitad de un vuelo de dos horas entre Surabaya, Indonesia, y Singapur originó una búsqueda internacional que involucró a decenas de aviones, barcos y helicópteros. Aún no está claro que ocasionó la caída del jet.
Su última comunicación indicó que los pilotos estaban preocupados por el mal tiempo. Pidieron permiso para ganar altura y sobrevolar las nubes, pero se les denegó debido al tráfico aéreo. Cuatro minutos después, el avión desapareció del radar sin emitir señales de socorro.
Para comenzar a determinar qué causó el accidente es necesario localizar el avión y recuperar sus grabadoras de voz de cabina y datos de vuelo, o cajas negras. Por ahora se han reunido objetos como un chaleco salvavidas, una puerta de emergencia, zapatos infantiles, una valija azul y mochilas llenas de comida.
El accidente de AirAsia se suma a la desaparición aún sin resolver del Vuelo 370 de Malaysia Airlines en marzo, con 239 personas a bordo, y al derribo del Vuelo 17 de Malaysia Airlines sobre Ucrania, donde murieron los 298 pasajeros y tripulantes.
Los primeros cuerpos se enviaron de Pangkalan Bun a Surabaya en cajas sencillas de madera, con carteles que los numeraban y flores moradas colocadas sobre los féretros. Las dos víctimas eran una mujer que vestía tejanos azules y un chico de 4’5 pies de altura (140 centímetros). Los otros cinco cadáveres —tres mujeres y dos mujeres— permanecerían en un buque militar hasta que mejorase el tiempo.
Casi todos los pasajeros eran indonesio, una gran parte cristianos de origen chino. El país es de mayoría musulmana, pero en el amplio archipiélago se encuentran comunidades considerables de otras confesiones. En torno al 10 por ciento de los habitantes de Surabaya, la segunda ciudad más grande del país, son cristianos.
El miércoles, unos 100 familiares se reunieron en el aeropuerto para el servicio religioso, donde Mantofa les instó a aferrarse a su fe, pese a su dolor. Unos 40 fieles de su iglesia, Manwar Sharon, murieron en el siniestro.
“Algunas cosas no tienen sentido para nosotros, pero Dios es más grande que todo esto”, dijo. “Nuestro Dios no es malvado”.
Muchos familiares tenían previsto viajar a Pangkalan Bun, a 160 kilómetros (100 millas) de donde se avistaron los cuerpos por primera vez, para empezar a identificar a sus seres queridos. Sin embargo, el director general del aeropuerto de Surabaya, Trikora Hardjo, dijo más tarde que el viaje se había cancelado después de uqe las autoridades sugiriesen que se quedaran allí para evitar retrasos en las operaciones.
En lugar de desplazarse, algunos familiares dieron sangre para hacer pruebas de ADN en Surabaya, a donde se trasladarán los cuerpos, y proporcionaron fotografías de sus seres queridos junto con información para identificarlos, como tatuajes o marcas de nacimiento que pudieran ayudar a facilitar el proceso.
Casi todos los pasajeros de Indonesia eran visitantes frecuentes de Singapur, especialmente en fechas señaladas.
Para Adrian Fernando, de 13 años, era su primer viaje a la ciudad estado, y se suponía que serían unas vacaciones divertidas con sus tíos y su primo antes de volver a la escuela.
“Es mi único hijo”, dijo su madre, Linca Gonimasela, de 39 años y que no pudo ir con ellos por trabajo. “Al principio no quería ir, pero después le convencieron para que fuera con ellos para la fiesta de Año Nuevo”.
Varias ciudades indonesias, incluyendo Surabaya, decidieron cancelar o rebajar el tono de sus celebraciones de Año Nuevo. En la capital, Yakarta, sin embargo, seguía preparándose una gran fiesta en la calle.
“Estamos de luto por el desastre de AirAsia que se cobró las vidas de muchos indonesios”, dijo el ministro del Interior, Tjahjo Kumolo, que pidió a los funcionarios de todo el país que rezaran por las familias de las víctimas en lugar de celebrar actos públicos de Año Nuevo. “Debemos mostrar nuestro sentido de empatía evitando celebrar fiestas excesivas”. AP
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Fuente: pamela
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