Foto: Archivo
Miembros no oficialistas del sindicato de trabajadores del Metro de Caracas (Sitrameca), acordaron ir a elecciones para renovar la actual directiva sindical, controlada por sectores afectos al gobierno, pese a lo viciado del proceso en el cual se escogió a los integrantes de la junta electoral que dirigirá los comicios.
Nota de prensa
Fuentes confiables aseguraron que una amplia mayoría de los trabajadores de la empresa “está cansada de tanto abuso y desea tener una organización sindical autónoma”, por lo que se mostraron confiados en que ganarán con holgura las próximas elecciones de este sindicato, del cual alguna vez fue dirigente el hoy presidente de la República, Nicolás Maduro.
El pasado 18 de marzo se realizó una asamblea en las instalaciones del Metro en Propatria para elegir a los integrantes de la junta electoral. El actual presidente del sindicato, Edison Alvarado, desconociendo por completo la voluntad de la mayoría de los trabajadores, que se opuso, impuso a sus candidatos a dicha junta.
“Se robaron el proceso”, comenta una persona presente en la asamblea en un video que muestra a una gran cantidad de trabajadores negándose a apoyar a los candidatos oficialistas, mientras Alvarado dice “no se observa mayoría evidente”.
“El sr. Edison Alvarado (…) en un acto de plena flagrancia y desconociendo la voluntad mayoritaria de la base de los trabajadores, impuso a su candidato” haciendo “caso omiso de la máxima autoridad de la asamblea, que son los trabajadores”, se lee en la edición número 7 de un periódico anónimo que circula entre los trabajadores bajo el nombre de “Metro Bemba”.
“Ese viernes demostramos y dimos un claro mensaje a estos personajes (de) que se les acabó su tiempo y no los queremos más”, agrega la publicación.
Los trabajadores también denunciaron que Alvarado “se burla” de la clase obrera al haber pasado, sin tener el tiempo reglamentario en la empresa, de “llenador de baterías de Metrobus” al cargo de “especialista de operaciones J1”, con un sueldo mensual de más de 56.000 bolívares. “Mientras, los demás trabajadores nos estamos comiendo un cable”, aseguran.
Fuente: Angi Betancourt
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