El cuerpo de Oscar Alexander Mariño yacía en la entrada de una casa en posición decúbito dorsal. En la cabeza se le apreciaba el fuerte golpe que recibió, aparentemente con una piedra de concreto.
Yndira J. Silva/ Nueva Prensa de Guayana
Los criminales que protagonizaron el hecho violento actuaron con saña. No se conformaron con asesinar al hombre de 42 años, fueron tan despiadados que frente a él violaron a su hija.
Las evidencias quedaron en la habitación de la muchacha de 15 años, quien fue golpeada en la cabeza con la cacha de una pistola y seguidamente fue ultrajada.
“El Hueso”, “El Transparente” y “El Chito” supuestamente fueron los bandoleros que ingresaron a la casa, ubicada en la manzana 17 del sector 4 de Sabana Linda, parroquia Unare. Dicha información fue suministrada por fuentes ligadas a la investigación, quienes tras realizar las primeras pesquisas lograron obtener los apodos de los responsables del fatal hecho.
El estrepitoso ruido que escucharon los vecinos fue lo que los alertó a las 2:00 am del jueves. Desde sus humildes viviendas observaron cómo los tres bandoleros ingresaban al inmueble.
“Sal de ahí maldito” era lo que vociferaban los antisociales, mientras le caían a patadas a la puerta. Entraron y preguntaron por “El Victorino” y “El Ñeco”; “Nico”, como era conocida la víctima, solo les decía que no conocía a esos sujetos.
Seguidamente con un arma de fuego sometieron a padre e hija, hicieron una sola detonación.
Eso fue lo que causó pánico en la joven que gritaba pidiendo auxilio, salió corriendo del domicilio y detrás de ella su padre. El intento de escapar de las manos de los bandidos fue en vano, “El Chito” golpeó con la cacha de la pistola a la muchacha e inmediatamente la tomó por los cabellos para llevarla hasta la sala.
Paralelamente “El Transparente” y “El Hueso” luchaban con Mariño, quien defendió a su hija hasta el final de la terrible pesadilla que culminó con su muerte.
Los aberrados presuntamente ultrajaron a la adolescente frente a la mirada de su padre, quien quedó agonizando con el primer golpe que le propinaron los forajidos.
Mientras abusaban de la joven le gritaban “dile al Victorino que esto es pa´ que vea rostro”. La cama de la habitación quedó manchada de sangre, al igual que un colchón que estaba en la sala.
Una vez que finalizaron la acción delictiva huyeron del sector, para entonces eran las 3:00 de la madrugada. Cuando los lugareños se dieron cuenta de la huida de los hampones salieron de sus casas.
fuente: ycalderon
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