Uta, una científica especializada en la investigación de la leucemia infantil en Salt Lake City, Utah (EE.UU.), fue encontrada muerta en su baño en 2011. Hasta el 2007 había estado casada con John Brickaman Walls durante 16 años y en los meses previos a su muerte estaba luchando por la custodia de sus hijos, publica abc.es.
En un primer lugar la muerte fue tratada como un suicidio, pero su hijo Pelle no quiso creerlo y decidió gastar el dinero que había heredado para probar que su madre había sido asesinada y que su padre era el asesino.
Cuando el matrimonio de Uta se rompió, su exmarido la acusó de haber sido infiel y la situación se volvió tan insostenible que la mujer tuvo que abandonar la casa y dejar a sus cuatro hijos.
Pelle solo tenía 17 años cuando su madre fue encontrada muerta. Vivía con su padre y sus tres hermanos pequeños, pero estaba convencido de que su progenitor la había matado por la reacción que éste tuvo cuando contó a la familia lo sucedido.
John, el padre de Pelle y exmarido de Uta, se convirtió en el primer sospechoso para su hijo y para la policía, e incluso admitió a su hijo: «¿Que pasa si lo hice y no lo recuerdo?», según informa la cadena de televisión norteamericana CBS.
En 2012, Pelle dejó la casa familiar y empezó su lucha para demostrar el crimen que creía que su padre había cometido. Su primera misión fue sacar a sus hermanos pequeños del hogar familiar y ganar la batalla por su custodia. Entonces, John demandó a su hijo para que su familia volviera a casa, pero fue en ese momento cuando el hijo decidió utilizar su herencia y denunciar a su padre por asesinato. Y así comenzó una guerra entre padre e hijo.
Con la demanda de su hijo en marcha John tuvo que declarar y su versión de los hechos empezó a cambiar, explicando entonces que había visto a Uta el día de su muerte. Con estos nuevos datos, en abril de 2013, fue arrestado por el asesinato de Uta.
Durante el juicio del caso, Pelle tuvo que subir al estrado para declarar:
«Estaba en mi habitación cuando mi padre vino con mis hermanos, que estaban llorando, y dijo, ‘Uta ha muerto y ellos piensan que lo hice’. Estaba balbuceando, pero entre líneas decía, ‘¿Soy un monstruo? y ¿Qué si lo hice y no puedo recordarlo?’».
Uno de los testigos expertos explicaron que había evidencias de que Uta luchó por su vida y que le habían inyectado Xanax. La defensa, sin embargo, contó que la mujer había tomado el tranquilizante antes de suicidarse.
El jurado encontró culpable a John del asesinato de su mujer, pero fue sentenciado solo a 15 años de cárcel.
Tweetfuente: arelis
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