Venezuela, otrora un orgulloso exportador de café de calidad, ahora intercambia petróleo por grano de Nicaragua, para asegurarse de que el deterioro económico que vive el país no prive a la gente de una dosis de cafeína.
Por primera vez desde que se tiene registro, las importaciones de café superarán este año a la producción de la centenaria industria venezolana del grano, según estimaciones del Gobierno de Estados Unidos.
El tránsito del país sudamericano desde exportador neto a un importador relevante ha cambiado los flujos regionales y ha elevado los precios de algunas variedades de café.
Además, es otra señal del desplome de los precios del petróleo y de las dificultades que esto ha provocado a una economía venezolana que ya enfrentaba problemas, lo que ha llevado al Gobierno a tomar medidas extraordinarias para mantener abastecidas las estanterías de los supermercados.
La caída de la producción de café y una demanda cercana a máximos ha llevado a comprar más granos extranjeros a un mayor precio, según cifras de exportación de Nicaragua y entrevistas con productores e intermediarios en ese país y en Venezuela.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) espera que la demanda en Venezuela alcance a 1,3 millones de sacos de 60 kilos en la temporada de cosecha, que termina en septiembre, con la producción local en sólo 660.000 sacos, la tercera menor desde 1960/1961.
Para compensar la diferencia, Venezuela tendrá que importar un récord de 685.000 sacos, según previsiones de USDA.
Una enfermedad a las hojas que ha devastado los cultivos y los bajos precios internos del café controlados por el Gobierno venezolano han hecho que los agricultores abandonen la producción del grano. Están optando por la ganadería o dejan sus campos para mudarse a la ciudad, dijeron fuentes familiarizadas con la industria venezolana del grano.
Los precios de los productos agrícolas como fertilizantes se han disparado ante el colapso de la moneda venezolana y por la tasa de inflación del 68 por ciento, y mientras los agricultores se ajustan los pantalones, sufre la calidad de los granos que producen.
Para mantenerse al día con la creciente demanda, Caracas importó casi 70.000 sacos del grano nicaragüense en los últimos tres meses del 2014, más que cualquier otro país y más del 60 por ciento de la cantidad que le compró a Nicaragua en toda la cosecha 2013/14, mostraron datos del Centro de Trámites para las Exportaciones (Cetrex) del país centroamericano.
Las compras se realizan bajo el Acuerdo de Petrocaribe, mediante el cual Venezuela envía crudo subsidiado a sus aliados políticos como Nicaragua a cambio de productos básicos, dijeron operadores y fuentes familiarizadas con el pacto.
Nicaragua recibió 27.000 barriles de crudo y productos refinados por día de Venezuela en el 2013, según los datos más recientes de la petrolera estatal PDVSA.
La compañía no pudo ser contactada. Albanisa, una firma nicaragüense controlada por PDVSA que realiza las operaciones con café, no respondió a las solicitudes de comentarios.
Las compras del grano probablemente subieron a fines de año debido a que el Gobierno quería asegurarse de que las familias tuvieran suficiente aromático durante las celebraciones de Navidad, dijo una fuente familiarizada con la industria del café de Venezuela.
“Para asegurar el volumen que necesitan, tuvieron que pagar un mejor precio que el que se ofrece en el mercado local”, dijo José Ángel Buitrago, presidente de la Asociación de Exportadores de Café de Nicaragua.
Datos de Cetrex mostraron que Venezuela pagó en promedio 2,21 dólares por libra por el café de Nicaragua a fines del año pasado, un 50 por ciento más que los precios pagados por los compradores estadounidenses.
Pero a pesar de los altos precios, la calidad del café nicaragüense enviado a Venezuela fue menor que la que llega a Estados Unidos, dijo Vicente Pérez, director ejecutivo de Fedeagro de Venezuela, que representa a los agricultores del país. La calidad de algunos granos ya había sido rechazada por los importadores estadounidenses.
El aumento de las importaciones venezolanas a altos precios ha impulsado la prima de los granos nicaragüenses en otros lugares también. En Estados Unidos, el café de Nicaragua ha estado operando en sus primas más altas para los futuros en el mercado de Nueva York en ocho meses.
SABOR MÁS SUAVE, MENOR SUMINISTRO
Los venezolanos que aprecian su “guayoyo”, un espresso rebajado con más agua muy popular en el país, se quejan de la escasez y de lo que consideran la baja calidad del café que se vende en los supermercados.
“El café es malísimo. Desde hace 6 meses yo siento que lo que tomo es agua y le doy sabor con el azúcar”, dijo Francisco Naranjo, de 55 años, en una cafetería de la zona este de Caracas.
Él pagó 40 bolívares por su café con leche, que equivale a más de 6 dólares al tipo de cambio oficial, más caro de lo que cuestan bebidas similares en Estados Unidos.
Recientemente Naranjo compró en un supermercado un kilo de café producido por el Estado y que tiene el precio controlado de sólo 7 bolívares (1,11 dólares), pero tuvo que hacer una fila de 45 minutos, aseguró.
El aumento en las importaciones marca un nuevo mínimo en el declive de una década de la industria venezolana del café.
Hace 200 años, el país sudamericano era el tercer mayor exportador mundial de café, según algunas estimaciones, y la producción del grano y del cacao constituían sus principales actividades económicas.
“Antes de que Colombia sembrara café, Venezuela ya lo exportaba”, dijo Pérez de Fedeagro.
Mientras que el descubrimiento de crudo a inicios del siglo XX cambió el enfoque económico del país, los agricultores de pequeña escala en la montañosa región andina continuaron sembrando granos de café arábiga de alta calidad para uso doméstico y para exportar a mercados, incluyendo a Estados Unidos.
El país produjo regularmente más de 1 millón de sacos de 60 kilos entre 1970 y 1990, en línea con la actual producción de exportadores como Costa Rica o Tanzania, y en el periodo 1998-1999 exportó 550.000 sacos, como El Salvador lo hace ahora, según datos del USDA.
Cosechas abundantes ayudaron a fomentar una rica cultura del café en el país, donde los venezolanos lo beben tanto en casa como en tiendas especializadas, pero la caída de los suministros y la calidad están obligando a algunos a cambiar de hábitos.
“Yo ya comencé a tomar más té”, dijo Ricardo Pérez, de 56 años, tomando una tasa de café con leche de 100 bolívares en una tienda de Caracas.
Durante los últimos 15 años, la producción de café ha ido cayendo. Cuando el presidente socialista Hugo Chávez llegó al poder, implementó controles de precios a minoristas, y luego expropió tostadurías privadas.
En agosto pasado, su sucesor y actual presidente, Nicolás Maduro, prohibió las exportaciones de café y otros artículos básicos.
Aún así, los precios limitados y el gusto de la población por el café de alta calidad han mantenido elevado el consumo interno, lo que provocó una explosión de las importaciones a partir del 2010.
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Fuente: Rayli
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