“Las mayúsculas no se acentúan”, se puede decir impunemente “almóndiga”, lo correcto es “manda uebos” y la hache “es muda” son algunas de las “certezas” aprendidas “aquí o allá” que conviene ir olvidando, según la lista de diez bulos lingüísticos que acaba de elaborar Fundéu BBVA.
-Las mayúsculas no se acentúan.
Las letras mayúsculas se acentúan de acuerdo a las mismas reglas que las minúsculas. De hecho, la Academia nunca estableció una normativa paralela para este tipo de letra; lo que sucedía era que, en las antiguas imprentas y en las primeras máquinas de escribir, resultaba técnicamente más complicado, y a veces directamente imposible, tildarlas.
- Las palabras que no están en el Diccionario no existen o no pueden emplearse.
¿Se pueden utilizar las palabras que no figuran en el Diccionario? La respuesta es sí, un rotundo sí. Que una palabra no figure en el Diccionario no significa que necesariamente sea incorrecta; “desafortunadamente”, por ejemplo, no está recogida y no por ello es incorrecta. Ningún diccionario tiene todas las palabras de una lengua.
- Las redundancias son siempre incorrectas
Esta afirmación tampoco puede sostenerse: las redundancias son solo eso, redundancias, repeticiones de una información en un mensaje. Cuando se quiere ser enfático o irónico, cuando deliberadamente se quiere exagerar algo… esas repeticiones no solo no son incorrectas, sino que son necesarias.
- El sufijo “-nte” no tiene femenino.
Esta aseveración ha corrido como la pólvora, sobre todo en internet y normalmente vinculada al femenino “presidenta”, que muchos juzgan incorrecto.
La Gramática recoge femeninos formados sobre este prefijo desde hace siglos. En rigor, el único cambio que han sufrido algunas de estas voces es que han pasado de significar “mujer del presidente/regente”, etc. a designar también “a la mujer que preside”.
- La RAE acepta algunas formas como “almóndiga”
Que una palabra no esté en el Diccionario no implica que sea necesariamente incorrecta pero que figure en él tampoco la hace ni válida ni adecuada para cualquier momento o situación. Es cierto que aparece “almóndiga”, pero con la nota “u. c. vulg.” que significa “utilizada como vulgar”, esto es, que es un vulgarismo que conviene evitar en una expresión cuidada.
- La expresión un vaso de agua es incorrecta
Muchas personas tienen la idea de que decir “vaso de agua”, “de sidra”, “de leche”… es incorrecto porque creen que con ello se afirma que los vasos están hechos de agua, de sidra o de leche. Esta preposición denota posesión, origen, asunto o materia y causa y, entre todos ellos, también se encuentra el de indicar el contenido de algo, que es la acepción que se aplica en secuencias como “plato de sopa” o “vaso de agua”.
- La expresión “manda huevos” es incorrecta
Muchos hablantes creen que la forma “manda huevos” es incorrecta y que lo adecuado es “manda uebos”, que deriva del latín “opus” y que significa “por necesidad”, pero esta voz es un arcaísmo que apenas se usa en la actualidad.
Algunas obras, como el “Diccionario del español actual”, ya recogen la expresión “manda huevos”, con el sentido con el que suele emplearse y, por tanto, aunque malsonante, no puede considerarse incorrecta. La homofonía con la antigua forma latina es mera coincidencia.
- Dos preposiciones no pueden ir seguidas
Que dos preposiciones queden juntas en una frase hace que esta sea incorrecta siempre, creen algunos. Sin embargo, secuencias como “ir a por agua”, “el aforo es de entre”… o “los deberes del hombre para con…”, en las que “a” y “por”, “de” y “entre” y “para” y “con” quedan juntas, no tienen nada de incorrecto.
- La hache es una letra muda
En castellano hay incorporadas muchas voces, de uso frecuente, en las que no puede decirse que la hache sea muda: se conserva la aspiración de la hache como rasgo dialectal en grandes zonas de España y de América, y en algunos extranjerismos que se emplean regularmente y que proceden del alemán, del inglés o del árabe como “hámster”, “hachís”, “Hawai” o “Hegel”.
- El gerundio es peligroso
En muchos manuales de redacción se puede leer que el gerundio es un tiempo complicado de utilizar y que, para evitar confusiones, lo mejor es prescindir de él.
Es verdad que hay que prestar atención al llamado gerundio de posterioridad: en frases como “Estudió en Madrid, yendo después a Buenos Aires” la acción que expresa el gerundio es posterior a la que expresa el verbo principal y sin conexión directa, y eso es inadecuado. Es más aceptable cuanto más simultáneas son las dos acciones nombradas: “La lanzó contra la pared, haciéndola añicos”.EFE
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fuente: koropeza
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