Viajar tiene sus ventajas, pero cuando vuelas regularmente como yo, aprendes que nos es tan sencillo como parece.
Seas un viajero frecuente, de cada verano o de cadatres años, lee bien antes de montarte al próximo avión, sobre todo si el viaje durará más de dos horas.
Planifica con tiempo, toma y lleva contigo tus suplementos vitamínicos. Hay muchas bacterias en los aeropuertos y más aún en los aviones.
Toma mucha agua antes, durante y después. Sobre todo, durante, aunque molestes al del lado tres veces. Mejor hidratarse que enfermarse, y esto lo aprendí de un piloto. Después de ese día, mi vida cambió.
El día anterior no comas pesado y trata de no consumir alcohol, ni antes, ni durante. Si eres de los que toma alcohol para relajarse, mejor reemplázalo por algún té o suplemento natural que te mantenga en una nube de paz.
Llévate tus snacks. La comida del avión tiene mucha sal que te hincha y te infla como un globo. Empaca frutas frescas, almendras o cashews (sin sal), un yogurt natural o un simple sandwich preparado en casa con buenos ingredientes y poca sal.
Si eres de los que no pueden dormir en el avión y se te antoja café, cómpralo o tómate uno antes de abordar. Siempre he pensado que el agua y los filtros usados para hacer café y té son de procedencia desconocida. Mejor cómpralo antes de abordar.
Trata de no comer en los aeropuertos. No solo es caro, sino que la mayoría es procesado y eso te hará sentir incómodo y, si te enfermas, se arruinó el viaje. Si comes algo, asegúrate que no sea de cadena, que sea cocinado en el momento o, de lo contrario, tu mejor cena será una botella de agua y una banana o una manzana.
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